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¿Sabías que existen tres viveros municipales? ¡Conoce todos los detalles!

Un legado que crece con la ciudad

En la Ciudad de Guatemala, entre barrancos, fuentes de agua y manos trabajadoras, laten tres pulmones verdes: Vivero La Península, Vivero Ojo de Agua y Vivero Urbano Municipal Acatán. Cada uno, con su historia y especialidad, aporta vida, color y oxígeno a los parques, bulevares y espacios públicos que disfrutamos a diario.

El cuidado de los espacios verdes no es un esfuerzo reciente. Su historia se remonta a varias décadas atrás, en 1986, cuando MuniGuate consolidó tres viveros para iniciar un programa de reforestación con criterios técnicos, centros de producción de plantas que garantizaran el embellecimiento de áreas públicas y la conservación de especies nativas.

De un semillero a una red de viveros especializados

En 1987 se implementó por primera vez un programa de reforestación con criterios técnicos que incluían la evaluación previa de las áreas a reforestar, la selección de especies apropiadas para cada zona, la aplicación de métodos de siembra controlados y el cumplimiento de estándares de altura mínima para las plantas antes de su traslado a campo definitivo.

El éxito fue inmediato. Entre 1988 y 1990, la demanda de árboles creció de manera notable gracias a alianzas estratégicas, como la conformación del Grupo Metropolitano de Bosques. En 1990 se alcanzó un récord histórico de 135,191 árboles sembrados en un solo año.

Poco después, las alianzas estratégicas y la creciente demanda de árboles impulsaron la creación de nuevos centros de producción vegetal, sumando esfuerzos y experiencias que hoy forman una red ambiental única en el país. Con el paso de los años, estos viveros evolucionaron de pequeños centros de cultivo a complejos bien organizados, con personal técnico especializado, infraestructura para germinación, áreas de trasplante y sistemas de riego.

Su crecimiento respondió a la necesidad de ofrecer a la ciudad un suministro constante y de calidad de plantas ornamentales y forestales para distintos proyectos.

Sembrar un árbol es sembrar esperanza y vida. Nuestros viveros son más que lugares de producción: son escuelas que nutren la ciudad y la protegen del clima y la contaminación”.


—Ricardo Quiñónez, alcalde de la Ciudad de Guatemala


Vivero La Península, el guardián ornamental

Nacido en 1988, al final de la avenida Simeón Cañas en la zona 2, La Península se convirtió en el principal proveedor de plantas ornamentales para la ciudad. Está ubicado en un terreno único rodeado de barrancos y con una sola entrada y salida, de ahí su nombre. Su extensión es de 3 manzanas.

Aquí, 20 jardineros y 20 jóvenes del programa “Aprende y edúcate en tu vivero” producen 2,000 plantas semanales, incluyendo especies para jardines polinizadores que atraen mariposas y abejas. El vivero también impulsa prácticas sostenibles como la producción de compost con lombrices “coqueta roja” y el uso de sistemas de riego por goteo para ahorrar agua.


Producción y diversidad

🌱 Especies xerófitas para zonas de bajo riego (maguey, oreja de burro, neomarica).

🌱 Especies forestales como magnolia champaca, calistemo, matilisguate y especies de pino.

🌱 Jardines polinizadores con plantas nativas (lantana, salvia, cuphea, algodoncillo, albahaca morada).

🌱 Sistemas de reproducción como esquejes, acodos y compostaje con lombriz roja californiana.

🌱 Mantiene una diversidad de 60 a 70 especies.

Vivero Ojo de Agua, el especialista forestal

Su historia comenzó el 3 de octubre de 1992, fruto de un convenio entre la Agencia Española de Cooperación Internacional y EMPAGUA. En sus primeros años produjo 10,000 árboles y hoy su producción anual alcanza 35,000 plantas, principalmente especies forestales como hormigo, cortez, matilisguate, jacaranda, limón persa, calistemo, pino ocote, magnolia y ciprés común.

En sus 14,000 metros cuadrados, 9 colaboradores municipales realizan desde la recolección de semillas hasta el trasplante y cuidado de las plántulas, siguiendo un proceso técnico que garantiza ejemplares sanos para programas de reforestación y conservación. Aunque su potencial productivo es alto, actualmente está subutilizado, lo que representa una oportunidad para ampliar su impacto ambiental.

Proceso de producción

El trabajo inicia con la obtención de semillas mediante recolección en bosques de árboles padre y beneficiado, o con la compra de semilla certificada cuando es necesario. La germinación se realiza en semilleros con arena pómez desinfectada y cubierta de nylon para controlar la temperatura. Luego se trasplanta a contenedores de distintos tamaños con una mezcla de dos partes de tierra negra y una de arena blanca. El mantenimiento incluye riego manual, desmalezado, fertilización inorgánica y control de plagas cuando es necesario.

Vivero Urbano Municipal Acatán, una escuela de vida y naturaleza

Nació en 2006 como un proyecto social impulsado desde el Programa de Becas-Trabajo del PNUD. Su objetivo inicial fue dar formación académica y técnica a jóvenes de entre 12 y 18 años en situación de vulnerabilidad, quienes aprendieron jardinería, horticultura, piscicultura y avicultura mientras contribuían a la producción de plantas para la ciudad.

Durante sus primeras etapas, la labor consistía en limpiar terrenos y sembrar hortalizas como lechuga, brócoli y frijol. Con el tiempo, se expandió hacia la producción de plantas ornamentales (moraeas, iresine) y árboles forestales.

Ubicado en Acatán, zona 16, cuenta con 1.48 hectáreas dedicadas a la propagación de especies ornamentales y forestales, utilizando técnicas como reproducción vegetativa y por semillas. Produce 30,000 plantas anuales y mantiene un stock de 45,000 unidades resistentes a la sequía y la contaminación, listas para embellecer y reforestar espacios públicos. También recibe visitas educativas de escuelas y universidades, funcionando como un laboratorio vivo de aprendizaje ambiental.

Impacto social

  • 150 jóvenes han participado en el programa a lo largo del tiempo.
  • La mayoría logró completar su educación media y obtener un oficio.
  • Cuenta con 36 especies ornamentales y 6 forestales o cítricas.
  • Utiliza métodos de reproducción vegetativa (natural y artificial) y por semilla.

Actividades clave en el vivero

Preparación de tierra, llenado de bolsas y formación de eras. Elaboración de esquejes, acodos aéreos y aplicación de hormona enraizante. Fertilización radicular y foliar, control de plagas, riego y desmalezado. Mantenimiento de instalaciones, elaboración de abono orgánico y banco de grama.

Un solo objetivo con estas tres rutas verdes

Cada vivero tiene su especialidad. Ojo de Agua se enfoca en forestales, Acatán combina producción ornamental y forestal con impacto social y La Península lidera en ornamentales y jardines polinizadores. Los tres trabajan unidos para mejorar la calidad de vida de los vecinos, recuperar espacios, mitigar los efectos del cambio climático y embellecer la ciudad.

Gran impacto verde

  • Se reduce el CO₂, pues la vegetación producida ayuda a mejorar la calidad del aire.
  • Hay control de erosión, pues los árboles forestales refuerzan taludes y previenen deslaves.
  • Educación ciudadana, con decenas de actividades de concientización ambiental cada año..
  • Biodiversidad urbana, con mayor refugio para aves, insectos y polinizadores.
  • La producción anual de miles de especies ornamentales y forestales que abastecen parques, calles y programas comunitarios, tienen grandes beneficios para el medio ambiente.

Más que plantas, futuro

Detrás de cada camellón lleno de flores y de cada bosque urbano reforestado existe una red de trabajo silencioso, técnico y comprometido. Los viveros municipales producen plantas y al mismo tiempo cultivan conciencia ambiental, oportunidades laborales y vínculos comunitarios. Gracias a su labor, miles de árboles y flores llegan cada año a parques, camellones y jardines, transformando la ciudad y ofreciendo un legado verde para las futuras generaciones, con más sombra, aire limpio, biodiversidad y espacios para la convivencia.

Juntos, producen anualmente decenas de miles de plantas y árboles destinados a programas ambientales y donaciones a comunidades e instituciones. Además, funcionan como centros de educación ambiental y de capacitación para jóvenes y vecinos.

Estos tres viveros son fábricas de vida y guardianes del paisaje urbano que transforman la Ciudad de Guatemala en un lugar que inspira, lleno de oportunidades y vida.

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